¿Por qué protestan los protestantes? (II)

En el capítulo anterior veíamos cómo las diferentes Iglesias protestantes justifican su existencia diciendo que la Iglesia fundada por Cristo se corrompió y que fue necesario fundar una nueva. Cada una de ellas, a su vez, dice que es la verdadera porque también las demás están corrompidas. Vemos ahora cómo Cristo quiso deliberadamente fundar una institución, la Iglesia, que debía ser mediadora entre Dios y los hombres.
Cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el cardenal Ratzinger, publicó el documento “Dominus Iesus” en el año 2000, la Iglesia pretendía dejar las cosas claras a propósito del origen divino de la Iglesia y de su misión mediadora, querida explícitamente por su fundador, Jesucristo.
“La misión universal de la Iglesia nace del mandato de Jesucristo y se cumple en el curso de los siglos en la proclamación del misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y del misterio de la encamación del Hijo, como evento de salvación para toda la humanidad”, dice el documento, para añadir más adelante: “La Iglesia, en el curso de los siglos, ha proclamado y testimoniado con fidelidad el Evangelio de Jesús”, saliendo así al paso de las acusaciones de los protestantes sobre que la Iglesia se ha corrompido y ha dejado de ser fiel a la misión encomendada por Cristo. Además, se denuncian los ataques contra “verdades tales como el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo, la naturaleza de la fe cristiana con respecto a la creencia en las otras religiones, el carácter inspirado de los libros de la Sagrada Escritura, la unidad personal entre el Verbo eterno y Jesús de Nazaret, la unidad entre la economía del Verbo encamado y del Espíritu Santo, la unicidad y la universalidad salvífica del misterio de Jesucristo, la mediación salvífica universal de la Iglesia, la inseparabilidad —aun en la distinción— entre el Reino de Dios, el Reino de Cristo y la Iglesia, la subsistencia en la Iglesia católica de la única Iglesia de Cristo”.
Cristo fundó la Iglesia
“Dominus Iesus” deja claro que Jesucristo es el mediador y el redentor universal, pero insiste en que fundó una Iglesia y que ésta ha seguido fielmente cumpliendo su misión hasta nuestros días, al margen de los pecados personales de sus miembros, y que está representada de forma plena sólo en la Iglesia católica, esto fue lo que no gustó a los que en realidad no entienden el significado del verdadero ecumenismo y creen que éste consiste en una especie de acuerdo por consenso donde todas las partes deben renunciar a algo para llegar a un compromiso final.
El hecho de que la Iglesia católica, basándose en los datos históricos tanto como en la persistencia de la misma doctrina, se presente como la única capaz de enseñar el mensaje íntegro de Cristo a los hombres, les pareció ofensivo. En la Iglesia católica, dice el documento, subsiste la Iglesia de Cristo. ¿Y que significa subsiste? Pues quiere decir lo contrario de lo que afirman los protestantes. Ellos afirman que la Iglesia de Cristo se corrompió, y al corromperse algo, necesariamente desaparece, deja de existir. Pero esto no puede provenir sino de la más supina ignorancia, porque la base del protestantismo es esa: la Iglesia de Cristo se corrompió. Y ¿porque dicen eso?, porque están obligados, ya que si la Iglesia de Cristo no se corrompió, entonces, cuando ellos fundan una Iglesia, ¿a quién le están haciendo la competencia?. Si Cristo fundó una cosa y su pastor evangélico funda otra, ¿a quien le está haciendo la competencia?. A Cristo.
Sin justificación
Los pastores evangélicos no son tontos. Ellos saben que si la Iglesia de Cristo subsiste, si esta todavía viva e intacta después de 2000 años, ellos no tienen justificación para fundar otra Iglesia. Por eso la fuerza de los protestantes no está en las verdades que afirman, sino en los ataques que hacen a la Iglesia de Cristo, por eso se llaman protestantes porque no pueden hacer otra cosa sino protestar, y ¿contra qué protestan?: contra la corrupción de la Iglesia de Cristo y de esta manera creen que ya se justifica el fundar otra.
Pero hay algo que falla en esa afirmación que ellos mismos hacen al decir que la Iglesia de Cristo se corrompió. Ellos creen defender a Cristo, pero de hecho lo están atacando. ¿Por qué?. La respuesta es obvia. ¿Qué es la Iglesia de Cristo? ¿Es una institución humana o es una Institución divina?. Cristo dijo: sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Si es así, si añadió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre ella, entonces la Iglesia no se ha corrompido nunca y lo que han hecho ellos al fundar otras Iglesias es dividirla en lugar de contribuir, como han hecho los santos, a purificarla. Al afirmar que la Iglesia se corrompió creen estar atacando a la Iglesia para justificar la existencia de sus múltiples Iglesias. En cambio, están diciendo que Cristo se equivocó. Están diciendo la Iglesia que Cristo instituyó no sirvió, pues en menos de trescientos años se corrompió. Según ellos, en tiempos de Constantino ya se había introducido la idolatría. Entonces afirman: Yo pastor evangélico, yo pastor protestante voy a hacer una Iglesia más santa y mejor que la de Cristo. ¡Claro que no lo dicen así, pero en el fondo es lo que proclaman!. Porque si la Iglesia de Cristo se corrompió, eso significa que Cristo no sabe hacer las cosas, y no solo eso, sino que Cristo no pudo cumplir su promesa de que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella. En pocas palabras, ellos pretendiendo defender el Evangelio, se auto-nombran fundadores de una Iglesia mejor que la de Cristo. Posiblemente esto no lo hacen conscientemente, sino que procede del error de concebir la Iglesia como una institución humana y no como una institución divina; desgraciadamente este error se da incluso dentro de algunos círculos católicos. Ese es el origen de la rebeldía y desobediencia al Santo Padre, de la petición de que lodo se decida por voto popular; eso no es sino considerar a la Iglesia como una sociedad humana.
Unidad inseparable
Por eso el documento “Dominus Iesus”, después de hablar de que Cristo es nuestro único salvador, pasa a hablar en el capitulo IV de la Iglesia. Y afirma que la Iglesia es de Cristo y, aunque los miembros y la cabeza que es Cristo no se identifiquen, están unidos inseparablemente. La Iglesia con Cristo forma el Cristo total. La Iglesia es el cuerpo de Cristo, lo cual es una verdad contenida en el Nuevo Testamento. Cristo es la cabeza, nosotros sus miembros, si la Iglesia es el cuerpo de Cristo ¿puede acaso el cuerpo de Cristo corromperse?. Esta es la pregunta que se deberían hacer tanto los protestantes como los católicos rebeldes y los teólogos disidentes. ¿Si Cristo es la cabeza de la Iglesia, debemos o no obediencia a esa Iglesia? ¿Si la Iglesia es el cuerpo de Cristo, debemos amor a esa Iglesia? ¿Si la iglesia es la esposa de Cristo, podemos afirmar que Cristo se divorció de su Iglesia y se fue con otra?. Es necesario ser honrados y sacar las conclusiones lógicas. Si Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella, tu decides por el contrario odiarla y perseguirla ¿y todavía te atreves a llamarte cristiano?.