El Papa, enfermo, defiende a los niños

7 de febrero de 2025.

            El Papa vuelve a tener bronquitis y, por consejo de los médicos, está recluido en la casa donde vive, Santa Marta, dentro del Vaticano, aunque va a seguir recibiendo a los grupos y personas que tenía programados en su agenda. El miércoles, durante la audiencia, su respiración era muy fatigosa y no pudo leer el texto que tenía preparado, aunque eso ya le había pasado varias veces en días anteriores. Le acompañamos con nuestra oración y le encomendamos a María, salud de los enfermos.

            Antes de esto, en una audiencia concedida a los participantes en el encuentro mundial sobre los derechos de los niños, celebrada en la sala Clementina del Vaticano, el Pontífice condenó la participación de niños y adolescentes en las guerras, como soldados o como víctimas. “No es aceptable -dijo- ver cada día como mueren niños bajo las bombas, sacrificados en nombre del poder, la ideología o los intereses nacionalistas”.  Se refirió a los llamados “niños invisibles”, que según él son 150 millones, y que son niños que no tienen un registro legal y por eso carecen de derechos educativos y sanitarios, además de ser más fácilmente víctimas de las mafias. Pero también volvió a criticar duramente el aborto, al que calificó de “práctica homicida” y del que dijo que “suprime la vida de los niños y la fuente de esperanza de toda la sociedad”. Posteriormente a esa audiencia, el Papa anunció que está preparando una exhortación apostólica dedicada a la infancia.

            Ha llamado la atención lo sucedido en torno a la figura del decano del colegio cardenalicio. El decano debe ser elegido entre los “cardenales obispos”, que es uno de los tres rangos que existen entre los cardenales -cardenales diáconos, cardenales presbíteros y cardenales obispos-, aunque todos ellos sean obispos. El actual decano es el cardenal Re, de 91 años, que había hecho saber que ya no quería continuar, una vez que expiró su mandato el 19 de enero. Para sucederle sólo había dos opciones, los cardenales Sandri y Parolín. El Papa ha decidido prorrogar un año más el mandato de Re, a pesar de su edad y de su cansancio, y, a la vez, ha incluido en el número de los cardenales obispos a Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos. La noticia no hubiera tenido mayor trascendencia de no ser porque Prevost era cardenal diácono y desde hacía siglos no se pasaba de diácono a obispo, saltándose el paso intermedio de cardenal presbítero. El decano del colegio cardenalicio es un puesto importante, pues es el que convoca y organiza el cónclave, incluidas las importantísimas reuniones que tienen los cardenales antes de que empiece el cónclave propiamente dicho, y en las cuales éstos hablan a puerta cerrada sobre el perfil que debe tener el nuevo Papa y los problemas que deben ser afrontados con urgencia. Tanto la prórroga inesperada del cardenal Re como el nombramiento de Prevost saltándose una antiquísima tradición, unido al debilitamiento de la salud del Papa, han desatado los rumores no sólo sobre el final del Pontificado, sino también sobre el perfil del cardenal que el Papa preferiría que fuera su sucesor.

            De Estados Unidos siguen llegando noticias esperanzadoras y otras que asustan. Entre las positivas, la decisión del presidente Trump de atacar abiertamente la ideología de género, prohibiendo, entre otras cosas, que las atletas trans participen en competiciones femeninas, donde tenían una gran ventaja debido a su físico masculino. Aunque algunas feministas hayan puesto el grito en el cielo, muchas mujeres deportistas lo han agradecido. También ha creado una comisión para investigar y combatir la persecución que sufren los cristianos en el mundo y eso, si se toman medidas, puede aliviar la situación que padecen nuestros hermanos en países de África o en Nicaragua, por ejemplo. Las noticias preocupantes se refieren a su plan para expulsar a los habitantes de Gaza y que pase a estar controlada por Estados Unidos, o la revisión del estatuto de refugiado a los 600.000 venezolanos afincados en Estados Unidos. Dios quiera que el sentido común impere y que no se tomen decisiones que serían muy dolorosas e incluso peligrosas para miles de personas.

            Recemos con confianza en Dios por la Iglesia, por el Papa, por la paz y por los emigrantes.

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