El Papa, sin sotana en San Pedro

11 de abril de 2025.

            La salud del Papa, según el Vaticano, es cada día mejor. Esto le ha permitido hacer esta semana dos salidas públicas y recibir varias visitas. La primera de estas salidas tuvo lugar el domingo, durante la misa del jubileo de los enfermos. Justo antes de la bendición, apareció en el sagrado de la plaza, en silla de ruedas y con las cánulas de oxígeno en la nariz; colocado por los que le llevaban delante del altar saludó y agradeció a los miles de enfermos que llenaban la plaza, que se sintieron muy identificados con el Pontífice por su actual estado. Después se acercó a saludar a alguno de los presentes, situados en los puestos privilegiados que hay al lado del altar.

            Esta salida, aunque no anunciada, no fue tan imprevista como la que tuvo lugar a la una de la tarde del jueves. Siempre en silla de ruedas y rodeado por el equipo de seguridad, entró en la basílica de San Pedro por la llamada “puerta de la oración”, que da a la gran plaza donde está situada la casa de Santa Marta, donde reside. No iba vestido con el hábito papal y se cubría por delante con un poncho; debajo llevaba lo que parecía una camiseta de ropa interior de manga larga y unos pantalones negros. La iglesia en ese momento estaba llena de fieles. El Papa se dirigió a la zona situada detrás del baldaquino de Bernini, llamada de la “cátedra de San Pedro”, para ver los trabajos de restauración que se están llevando a cabo, y saludó a algunos de los trabajadores. Pero lo más sorprendente fue que estuvo unos minutos rezando delante de la tumba de San Pío X, hacia el cual, según el Vaticano, siente una gran devoción. Entre tanto, los visitantes del templo se acercaron a él, sorprendidos, y al menos un niño recibió el permiso del equipo de seguridad para saludarle personalmente.

            San Pío X, que gobernó la Iglesia entre 1903 y 1914, es el Papa que se enfrentó al modernismo, sobre todo con la encíclica “Pascendi Dominici Gregis”, de 1907. Es el Papa que aprobó el “Sodalitium Pianum”, una red de información que investigaba a los teólogos y profesores sospechosos de modernismo. Es el Papa que introdujo el “juramento de fe” para todos los miembros del clero (1910), por el que rechazaban esa terrible herejía, que se parece tanto a las corrientes liberales de la Iglesia actual. Es el Papa que promulgó el Catecismo (1905). Es el Papa que impuso el canto gregoriano en la liturgia (1903). Es el Papa que estableció que la primera confesión y la primera comunión debían hacerse alrededor de los siete años. Es el Papa que promulgó el nuevo breviario. Es el Papa que reformó el Índice de Libros prohibidos, ordenando que toda publicación fuera revisada por el Santo Oficio, para decidir cuál debía de tener su lectura prohibida a los católicos. Pero también es el Papa que nombró el primer cardenal hispanoamericano, un brasileño, y el que, tras pedir una demostración, se negó a prohibir que se bailara el tango, como le pedían algunos.

            Pero lo que más puede sorprender de la devoción del Papa Francisco a San Pío X es que monseñor Marcel Lefebvre se fijara en este Pontífice para denominar a su asociación sacerdotal, debido tanto a la condena del modernismo que hizo ese Papa, como a la defensa de la misa tradicional, cuya celebración el Papa Francisco ha limitado enormemente.

            Además de estas dos salidas, el miércoles por la tarde el Papa recibió durante unos minutos la visita del rey Carlos de Inglaterra y de su esposa, la reina Camila. Ambos, que están de visita oficial en Italia, tenían prevista esa audiencia, que fue, sin embargo, anulada debido a la enfermedad del Pontífice. Por sorpresa, el Papa les hizo saber esa misma mañana que le gustaría mucho saludarles y los reyes de Inglaterra acogieron con gusto su invitación.

            Ha habido otras noticias en la Iglesia esta semana. Merece la pena destacar el informe de la empresa de análisis sociológico Pew, la más prestigiosa en el sector, sobre el avance del secularismo. España encabeza la lista de países europeos en los que más católicos han dejado de sentirse identificados con la fe que recibieron en su infancia, por delante incluso -aunque a poca distancia- de países como Alemania, Bélgica, Holanda e incluso Francia. El secularismo avanza y, aunque algunos opinan que la solución es ceder al mundo, eso no atraería a los que ya no están y alejaría a los pocos que van quedando. Rezamos por la Iglesia y por el Papa.

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