Investigación con células madre

La Iglesia se opone a la investigación con “células madre”. Eso es lo que se dice. Y es verdad, pero no es toda la verdad. Para que lo fuera habría que añadir que sólo lo hace cuando, para obtener esas células, se utilizan embriones humanos que, en el proceso, son destruidos -asesinados-. También se oculta que los datos médicos demuestran que los resultados obtenidos de “células madre embrionarias” son nulos e incluso peligrosos.
Según un artículo publicado en el diario “La Razón” (Madrid, 1 de diciembre), un grupo de científicos de élite revelan que las células madre de embriones no son seguras y causan tumores, estos mismos científicos aseguran que sólo las procedentes de otras partes del organismo -células madres adultas y no procedentes de embriones- han demostrado capacidad para curar.
            Actualmente, no hay ensayos clínicos en humanos con células madre embrionarias con resultados fiables: los estudios realizados en animales muestran que, tarde o temprano, estas células, capaces de transformarse en cualquier tejido, terminan desarrollando tumores en los animales de laboratorio. Así lo aseguraron expertos internacionales y nacionales en un simposio celebrado en la Fundación Areces, en Madrid. Sin renunciar a la investigación de estas células, afirmaron que las células madre de tejido adulto son más seguras y algunos ensayos en pacientes empiezan a dar sus frutos.
            Tumores y cáncer. A las seis semanas de la inyección de células madre embrionarias en los estudios con los ratones de laboratorio, el resultado es tan contundente como desalentador. «Por el conocimiento médico actual, las células embrionarias no son viables en la clínica», indicaba la doctora Catherine Verfaillie, directora del Instituto de Células Madre Adultas de la Universidad de Minnesota (EE UU). Verfaillie participa en un simposio de varios expertos, organizado por la Fundación Ramón Areces en Madrid, sobre las posibilidades de las células madre adultas en la «medicina regenerativa». Las células madre embrionarias o ES no han demostrado la misma seguridad que las adultas, que «se han inyectado en centenares de ratones, y no hemos visto que se hayan producido tumores dos años después de su administración», según esta experta. En contraste, las experiencias con células ES en ratones demuestran que «a las seis semanas de su inyección desarrollan tumores». La probabilidad de desarrollar un cáncer es más alta si se usa este tipo de células. Aunque no hay conocimientos de ensayos en humanos con células ES, la administración de células madre adultas en ensayos en 40 pacientes no han desarrollado «ningún tumor» hasta la fecha.
            El cirujano cardíaco Christof Stamm, del Instituto de Terapia Regenerativa Tisular de la Universidad de Rostock, en Alemania, trabaja con células madre adultas que fabrican vasos sanguíneos, cuyo potencial es enorme para tratar pacientes que han sufrido un infarto. En un ensayo en fase II que comprende a 36 pacientes que sufrieron un ataque al corazón, se les practicó un by-pass, y a la mitad se les administré células madre adultas para que construyeran nuevos vasos. En este último grupo, asegura, los resultados preliminares arrojan una mejoría con respecto al «by-pass» como única opción.
            Otros campos en los que las células madre adultas están empezando a dar resultados se refieren a la cicatrización de heridas y las suturas en las intervenciones, de acuerdo con Damián García Olmo, del Departamento de Cirugía de la Universidad Autónoma de Madrid. «Es algo que no se ha resuelto en el mundo de la cirugía, sólo en Madrid hay más de mil intervenciones diarias», indica. García Olmo y su equipo trabajan en ensayos clínicos en el Hospital La Paz de Madrid con células madre extraídas de la grasa humana que intervienen en los procesos de cicatrización, en especial para tratar la fístula anal. Mediante el trasplante, «tratamos de aumentar la cantidad de estas células madre adultas», asegura.
            En la misma línea se ha manifestado, en declaraciones a la agencia Zenit, la doctora Claudia Navarini, profesora de la Facultad de Bioética del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma). Aludiendo a un editorial del pasado 24 de noviembre, del diario italiano “Il Foglio”, en el que se denunciaba la existencia de «un extraño síndrome que afecta a no pocos comentaristas y políticos italianos cuando se habla de estaminales», que consiste en «emparejar ritualmente a la noticia de los éxitos en estaminales adultas el anatema contra quien se opone al uso de las estaminales embrionales», la doctora Navarini dijo que este «síndrome» se manifiesta habitualmente de dos formas: «magnificar, a cada resultado obtenido con las estaminales de adulto, los resultados “posibles” con las estaminales embrionales»; y «omitir sistemáticamente el adjetivo “adultas”, dejando creer que toda investigación de éxito con las células estaminales se refiere a las embrionales».
            Lo cierto es que -constata Navarini-, «mientras las estaminales embrionales no han dado resultados -por razones técnicas y no económicas- que son bien conocidas a la comunidad científica, la terapia con las estaminales adultas es una reconfortante realidad que va enriqueciéndose casi a diario de nuevos descubrimientos y nuevas aplicaciones».
            Así lo documentó la Santa Sede ante los Estados miembros de la ONU. En un mensaje enviado el 27 de septiembre de 2004, el Vaticano afirma lo siguiente:
            “Hay dos fuentes potenciales de células estaminales para la investigación humana: en primer lugar las células estaminales «adultas», que derivan de las sangre del cordón umbilical, de la médula ósea y otros tejidos, y en segundo lugar las células estaminales «embrionales», que son obtenidas de la desagregación de embriones humanos. La Santa Sede se opone a la donación de los embriones humanos con el propósito de su destrucción para obtener de ahí sus células estaminales, incluso por un noble objetivo, porque es incompatible con el fundamento y el motivo de la investigación biomédica humana, esto es, el respeto por la dignidad de los seres humanos. Sin embargo, la Santa Sede aplaude la investigación que utiliza las células estaminales adultas, porque es completamente compatible con el respeto de la dignidad de los seres humanos. La inesperada plasticidad de las células estaminales adultas ha hecho posible usar con éxito este tipo de célula en la curación de distintos tejidos y órganos humanos.
            En cambio, la investigación que utiliza células estaminales embrionales ha sido obstaculizada por importantes dificultades técnicas. Los experimentos en células estaminales embrionales no han producido aún un solo éxito terapéutico claro, ni siquiera en animales. Además las células estaminales embrionales han causado tumores en los animales y podían generar cáncer si se administraran a pacientes humanos. El uso de células estaminales embrionales implica un alto riesgo de introducir en los pacientes células de embriones anormales. Ha sido bien probado que la mayoría de los embriones no-humanos producidos por clonación con transferencia nuclear son anómalos. La transferencia de células estaminales embrionales extraídas de ellos sería por lo tanto extremadamente peligroso: estas células podrían provocar desórdenes genéticos, o iniciar leucemias u otros cánceres”.